Un eco del mundo Antigüo –la búsqueda del sentido y la exploración de lo intangible–, pervive en los poemas de Konstantinos Kavafis. El poeta indaga, a través de imágenes del pasado, en las sensaciones de angustia y resignación final que marcan la fugacidad de la vida y el paso del tiempo. Mismos temas que inflaman la poesía de la uruguaya Circe Maia, de quien tomamos las traducciones para esta selección.
Fotografía por David Pinto.
LOS CABALLOS DE AQUILES
Cuando lo vieron a Patroclo, muerto,
que era tan valiente, fuerte y joven,
los caballos de Aquiles comenzaron a llorar.
Siendo inmortales por naturaleza
se indignaban al ver de esa manera
la obra de la muerte, al contemplarla.
Movían la cabeza, sacudiendo sus crines,
y golpeando la tierra con sus patas
se lamentaban, al ver así a Patroclo:
aniquilado, exánime, sólo abyecta materia,
su espíritu perdido, sin defensa ni aliento.
Vio Zeus las lágrimas de sus caballos
y se apenó: “En la fiesta de bodas
de Peleo –dijo–, no debí actuar así
de modo irreflexivo. ¡Era mejor
no habernos entregado, caballos míos!
¡Desdichados! ¿Qué buscar ahí abajo,
en la doliente humanidad, juguete del destino?
¡A vosotros, libres de muerte y de vejez,
os atormentan míseras desgracias!
¿En sus torturas ahora estáis mezclados!”
Sin embargo
continuaban llorando los nobles animales
por la desgracia sin fin de la muerte.
MUROS
Sin consideración, lástima ni respeto
con grandes y altos muros me rodearon.
Y aquí me encuentro ahora y desespero.
Otra cosa no pienso. Esto roe mi alma.
Pues muchísimas cosas debía hacer afuera.
Ah, al hacer de los muros, cómo no me di cuenta.
Pero no escuché nunca el ruido de los albañiles.
Sin darme cuenta, fuera del mundo me encerraron.
LA CIUDAD
Dijiste: “iré a otra tierra, iré a otro mar
otra ciudad hallaré mejor que ésta.
Con destino al fracaso van todos mis esfuerzos
y está mi corazón, como un muerto, enterrado.
¿Hasta cuándo mi espíritu estará en el marasmo?
A cualquier lado donde mire, veo
las negras ruinas de mi vida aquí:
tantos años pasé y arruiné y corrompí”.
No habrá nuevos lugares, no hallarás otros mares.
La ciudad te ha de seguir. Vagarás por sus calles,
las mismas. Y en estos barrios envejecerás.
Y habrás de encanecer en estas mismas casas.
Llegarás siempre a esta ciudad. A otro lado –no esperes–
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como a tu vida has arruinado aquí
como en este rincón, así fue en todo el mundo.
TANTO COMO PUEDAS
Y si no puedes hacer tu vida como quieres
al menos esto intenta:
cuanto puedas: no la desvalorices
con el mucho contacto con la gente,
con muchos movimientos y conversaciones.
No la desvalorices
yendo de un lado a otro y exhibiéndola
en los muchos encuentros y reuniones
de la cotidiana tontería
hasta que se vuelva un enfadoso huésped.
MELANCOLÍA DE JASON CLEANDRO, POETA EN COMAGENE, AÑO 595 DESPUÉS DE CRISTO
El envejecimiento de mi cuerpo y mi rostro
es herida de horrible cuchillo.
No puedo soportarlo,
A ti recurro, Arte de la Poesía
–que algo conoces de remedios
que ahoguen el dolor, Fantasía y Palabras.
Es una herida de cuchillo horrible
Ven, trae tus remedios, Arte de la Poesía
para que, por momentos, no se sienta la herida.
QUE EL DIOS ABANDONABA A ANTONIO
Cuando de pronto, hacia la medianoche
se escuche atravesar un cortejo invisible
y se oiga su música, sus cantos, sus sonidos
no lamentes tu suerte que declina
tus obras fracasadas, los planes de tu vida
que resultaron falsos; no te quejes en vano.
Como desde hace tiempo preparado y valiente
di adiós a Alejandría, que se aleja.
Y no te mientas a ti mismo, no digas
que eso fue como un sueño, que te engañó tu oído
no aceptes esas vanas esperanzas.
Como desde hace tiempo preparado y valiente
como alguien, que de tal ciudad supo ser digno
acércate con firmeza a la ventana
y escucha emocionado, pero no con lamentos
no con ruegos, como hacen los cobardes
escucha como último placer aquellos sones
maravillosos sones del cortejo invisible,
di adiós a Alejandría, a la que pierdes.
Konstantinos Kavafis (Alejandría, Egipto; 29 de abril de 1863 – 29 de abril de 1933)
Fue uno de los poetas más importantes del siglo XX y un icono de la poesía griega moderna. Inspirado por la historia antigua y la cultura helénica, los versos de Kavafis evocan la melancolía de la decadencia y la fugacidad de la vida humana. Entre sus obras más destacadas se encuentran los poemas «Ítaca«, «Las murallas» y «Esperando a los bárbaros». Es también reconocido por sus poemas de corte introspectiva, sin tapujos acerca de su orientación homosexual, por los cuales demoró su aceptación, pero lo convertirían luego –en la década de 1960– en un icono de la cultura gay.
La poesía de Kavafis es apreciada por su profundidad filosófica, su atención a los detalles históricos y su capacidad para transmitir la complejidad de la experiencia humana con economía de palabras. Su legado perdura como una inspiración para generaciones de lectores y escritores en todo el mundo.
Circe Maia (Montevideo, Uruguay, 1932)
Es una destacada poetisa, traductora y escritora uruguaya. Su primer libro, Plumitas, fue publicado a la temprana edad de 12 años, marcando así el comienzo de una prolífica carrera literaria. Cursó estudios de filosofía, lo que ha influenciado su forma de ver la poesía y otros temas recurrentes en sus versos como el tiempo, la muerte o el amor. Además, Maia se destaca como traductora, habiendo llevado al español textos de autores como William Shakespeare o Konstantino Kavafis.
En 2023, Circe Maia fue galardonada con el Premio Internacional García Lorca, reconocimiento que destaca su habilidad para convertir la poesía en un método de conocimiento de la realidad, empleando un lenguaje transparente y exacto. Este premio la sitúa en la distinguida lista de autores como Ángel González, Ida Vitale, José Emilio Pacheco, Yolanda Pantin y Raúl Zurita.
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